En el primer
período la arquitectura paleocristiana prácticamente se redujo a las CATACUMBAS, enterramientos bajo
tierra y también lugar de reunión y oración de la comunidad cristiana.
Las catacumbas fueron trazadas según un plan laberíntico de
galerías estrechas (ambulacrum), en cuyas paredes se disponían nichos
longitudinales para colocar los cadáveres (loculi). Los enterramientos más
notables adquirían la forma de arco (arcosolio); los cubiculi
eran espacios más amplios al fondo de las galerías o en el cruce de las mismas,
eran capillas mortuorias para la celebración del banquete funerario y de
ceremonias para la salvación del alma, decoradas con pinturas, y en las que se
disponían bancos corridos.
Las catacumbas
más destacadas se encuentran excavadas en las vías de salida de Roma, porque la
legislación prohibía los enterramientos en el núcleo urbano; destacan las
catacumbas de san calixto, Domitila, Santa Pricila, Santa
Constanza, san Sebastian y Santa Ines... todas ellas en Roma.
Concha Frias Jasmin Montserrat
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